Tirian giró la cabeza rápidamente a un lado y a otro para asegurarse de que no había enemigos a la vista. Luego avanzó hacia la torre y permaneció inmóvil unos instantes mientras buscaba el manojo de llaves que llevaba en el interior de su traje de caza, colgado de una cadena de plata que le rodeaba el cuello. Era un juego de llaves muy hermoso, pues dos eran de oro y muchas estaban bellamente decoradas: se advertía al momento que eran llaves echas para abrir habitaciones serias y secretas de palacios o arcas y cofres de maderas olorosas que contenían tesoros reales.
C.S. LEWIS
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